Cuantísimas cosas hemos conseguido hasta el día de hoy, cuánto aún podemos conseguir, qué poco (nada, más bien) podríamos perder, y ¡qué bien!, que se piensan capaces de cambiarnos el papel.
¡Hola! No me presento, que ando escaso de tiempo, sólo vengo a explicaros lo que nosotros ya sabemos.
Hay quien critica nuestra posición, hay quien nos insulta, quien nos odia, hay hasta alguno que desearía vernos muertos. Envidia, señores. Pues pongo la mano en el fuego, y no me quemo, por que ellos en nuestra situación intentarían hacer lo mismo. Sí, intentarían, porque lograrlo no ha sido coser y cantar, y aquí estamos, orgullosos de haber llegado a ser quienes somos, y de haberlo logrado siguiendo el plan a la perfección. Cero errores. Todo un logro.
Recapitulemos rápidamente: ¿Qué tenemos? El poder. Así lo resumo.
Podemos con cuanto queremos y con cuanto hemos querido, y, hemos sido ambiciosos. Tenemos el poder económico, y desde que lo tenemos todo es mucho más fácil, porque sí, España es corrupta, pocos se salvan y te puedo decir en qué nivel de la escasa social se encuentran esos pocos: SUBSUELO.
La honestidad, bondad, humildad han dejado de funcionar, y hasta estamos consiguiendo que pierdan su valor y dejen de existir. Otro de nuestros propósitos: la ignorancia ciudadana y su consiguiente esclavitud. De modo que van perdiendo oportunidades de oponerse a nuestro plan al son que los días pasan, pero esto ellos no lo saben. Se piensan que las manifestaciones y demás absurdos paripés van a conseguir algo. ¡Esto no es una democracia!
Pero, como decía antes, en España la corrupción nos representa. Mirad alrededor, buscar a alguien de quien podáis conseguir algo, dadle un sobre y ya lo tenéis comiendo de vuestra mano.
Así es como conseguimos entrar en la política y moldearla, como con la democracia. ¿Sabéis el significado teórico de democracia? No, sabéis su aplicación en la práctica. Nada que ver. La definición que nos aporta la DRAE dice así: "Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno". Y nosotros hemos logrado cambiar al pueblo por el dinero, el que interviene realmente. Si anteriormente la política trabajaba por y para el pueblo, es ahora el pueblo el que trabaja por y para la política, ¿no es increíble? Todo gracias a nosotros que somos quienes salen ganando.
También gracias al poder económico, conseguimos el poder judicial que nos llevará lejos. Somos íntimos. Sabréis que, en la naturaleza, los individuos de una misma especie no se ponen trampas entre ellos, así que podemos estar seguros. Otra de las leyes de la naturaleza es que el pez gordo se como al pez chico. (Creo que se entiende, así que poco más tengo que añadir. )
Esto es un Sálvese quien pueda. Enhorabuena supervivientes.
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Aquí os muestro mi trabajo para la asignatura de lengua en el que teníamos que tratar la corrupción y democracia. Espero que os haya gustado.
martes, 30 de abril de 2013
martes, 16 de abril de 2013
(Mi) Inspiración.
No tengo inspiración, parece ser que la perdí, sin siquiera saber cuál era, pero espero volver a encontrarla pronto, es cuestión de llamar a las puertas de la suerte, y cuando llegue, entonces escribiré.
Una foto de Mónaco, uno de los destinos del Crucerazo que he vivido, para animar el ambiente:
Una foto de Mónaco, uno de los destinos del Crucerazo que he vivido, para animar el ambiente:
martes, 5 de marzo de 2013
¿Para qué?
¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Para qué? Estas preguntas nos las enseñan de pequeños en clase de lengua, normalmente, para hacer un artículo o comprender una noticia del periódico.
Bien...
¿Qué? Borré la gran mayoría de las entradas de este blog. Dejé solo tres, que podéis ver a continuación de esta, y la pestaña relacionada a mis trabajos de informática, que ya veremos cómo acaba esa pestaña. Lo demás lo borre. Lo eliminé, al completo.
¿Quién?
¿Cómo? He dicho elimine al completo y así fue, no dejé pruebas. Lo borré del mapa. Leí las entradas por última vez, y sin despedirme ni pensar siquiera, sin hacer un previo y siempre copia-y-pega en un Word, le di a suprimir. De modo que las únicas pruebas que quedan, y que encuentro de cuando en cuando, son los borradores en los que escribía en clase de lengua. Pero son completamente distintos a lo que luego iba colgando, por que no encuentro mi musa en clase de lengua, obviamente.
¿Cuándo? Hará un mes ya. Igual tres semanas, no sé.
¿Dónde?
¿Por qué? (He borrado todas las entradas que surgieron a partir de un hecho-frase-pensamiento-cancion,película-momento-llamalo X, por eso, por que tuvieron una razón, y paso de que sobreentendáis cosas que no son, menos todavía las que sí; pero sí podéis sobreendender que no pretendo publicar nada personal, solo alguna modesta historia. Esto es toda la explicación que puedo dar al por qué)
Bueno, si a alguien le molestó que borrase lo que borré, pido disculpas.
Todo lo que puedo decir.
Bien...
¿Qué? Borré la gran mayoría de las entradas de este blog. Dejé solo tres, que podéis ver a continuación de esta, y la pestaña relacionada a mis trabajos de informática, que ya veremos cómo acaba esa pestaña. Lo demás lo borre. Lo eliminé, al completo.
¿Quién?
¿Cómo? He dicho elimine al completo y así fue, no dejé pruebas. Lo borré del mapa. Leí las entradas por última vez, y sin despedirme ni pensar siquiera, sin hacer un previo y siempre copia-y-pega en un Word, le di a suprimir. De modo que las únicas pruebas que quedan, y que encuentro de cuando en cuando, son los borradores en los que escribía en clase de lengua. Pero son completamente distintos a lo que luego iba colgando, por que no encuentro mi musa en clase de lengua, obviamente.
¿Cuándo? Hará un mes ya. Igual tres semanas, no sé.
¿Dónde?
¿Por qué? (He borrado todas las entradas que surgieron a partir de un hecho-frase-pensamiento-cancion,película-momento-llamalo X, por eso, por que tuvieron una razón, y paso de que sobreentendáis cosas que no son, menos todavía las que sí; pero sí podéis sobreendender que no pretendo publicar nada personal, solo alguna modesta historia. Esto es toda la explicación que puedo dar al por qué)
Bueno, si a alguien le molestó que borrase lo que borré, pido disculpas.
Todo lo que puedo decir.
domingo, 27 de enero de 2013
Pequeña.
Era taan achuchable.
Después de varias clases de lengua en las que no he sido capaz de escribir, porque me emocionaba sólo de recordarlo, estoy tranquila en casa escribiendo, por fin. Digo clases de lengua, porque son máaas aburridas... Enserio. Y soy incapaz de prestar atención, aunque ponga todas mis ganas, no puedo. Por lo tanto paso los 50 minutos de la clase escribiendo, o haciendo algo de utilidad.
Quería contar unos pequeños pasajes de la extraordinaria vida de una pequeña, y es que no sé si debo contar ciertas cosas, así que disculpad si por no especificar no se entiende del todo la historia.
Situémonos primero.
Es una pequeña y muy traviesa, de cinco años bien cumplidos, muy activa y espabilada, sin miedo a nada, pero limitada por un hecho que programó su vida desde casi antes de nacer -no es ninguna enfermedad, todo lo que puedo decir-.
Cuando tan solo era un bebé tuve la suerte de pasar unos meses con ella. Ya me conquistó entonces, con esa sonrisa que le achinaba los ojos y le iluminaba la cara. Era realmente encantadora, y supongo que entendéis de lo que hablo, todos hemos tenido un bebé en brazo que nos a encandilado, y quien no, pues ya le llegará ese momento. También me encantaba cuando ponía los ojos como platos cuando le hablaba o le cantaba. Y cuando babeaba. Y esos mofletitos. Era taan achuchable.
Pero, por desgracia, tuvo que hacer un largo viaje del que ya no volvería hasta a saber cuando. Lo único que sabía de ella era la información que me daban diferentes familiares suyos con los que me ponía en contacto. Pero yo no quería información, yo quería ver a esa pequeña, saber qué tal le iba, oírla, ver como había ido creciendo según iban pasando los años.
Mi oportunidad llegó cinco años después. Ya la echaba de menos, aunque no tanto como la añoro ahora.
Me dio la bienvenida con toda su alegría y su arte. Estaba enorme. Tenía el pelo por los hombros con un quiqui arriba. Vestía unos vaqueros por las rodillas y una camiseta blanca con algún dibujo que no reconocí y unas graciosas pulseras. En las brazos sostenía a su hermano pequeño, de un mes. Parecía poco seguro en sus brazos, y de hecho sé que a sus padres no le gustaba que lo tuviese en brazos, pero estaban ocupados y era su abuela la que le había dejado sostenerlo un ratito y la que la vigilaba a menos de dos centímetros de distancia mientras ella estaba toda orgullosa de sí misma.
Cuando me vio aparecer rápidamente le entregó al pequeño de la casa a la abuela y corrió a por mi. Todos me esperaban, aunque no se acordaban ya de mi, pero yo sí de ellos. Y me hicieron un recibimiento muy acogedor, todos, pero sobre todo no olvidaré la imagen de la pequeña y de su hermana mayor en ese momento.
Desde este primer día a las lágrimas finales creo que he pasado de los mejores momentos de mi vida. Son de esos días que darías todo por volver el tiempo atrás, pero como no puedes, te dejas vencer por los recuerdos... y bueno, unos días sonríes porque pasó, otros deseas que vuelvan, y siempre los echas de menos.
-Seguiré en otro momento.-
Después de varias clases de lengua en las que no he sido capaz de escribir, porque me emocionaba sólo de recordarlo, estoy tranquila en casa escribiendo, por fin. Digo clases de lengua, porque son máaas aburridas... Enserio. Y soy incapaz de prestar atención, aunque ponga todas mis ganas, no puedo. Por lo tanto paso los 50 minutos de la clase escribiendo, o haciendo algo de utilidad.
Quería contar unos pequeños pasajes de la extraordinaria vida de una pequeña, y es que no sé si debo contar ciertas cosas, así que disculpad si por no especificar no se entiende del todo la historia.
Situémonos primero.
Es una pequeña y muy traviesa, de cinco años bien cumplidos, muy activa y espabilada, sin miedo a nada, pero limitada por un hecho que programó su vida desde casi antes de nacer -no es ninguna enfermedad, todo lo que puedo decir-.
Cuando tan solo era un bebé tuve la suerte de pasar unos meses con ella. Ya me conquistó entonces, con esa sonrisa que le achinaba los ojos y le iluminaba la cara. Era realmente encantadora, y supongo que entendéis de lo que hablo, todos hemos tenido un bebé en brazo que nos a encandilado, y quien no, pues ya le llegará ese momento. También me encantaba cuando ponía los ojos como platos cuando le hablaba o le cantaba. Y cuando babeaba. Y esos mofletitos. Era taan achuchable.
Pero, por desgracia, tuvo que hacer un largo viaje del que ya no volvería hasta a saber cuando. Lo único que sabía de ella era la información que me daban diferentes familiares suyos con los que me ponía en contacto. Pero yo no quería información, yo quería ver a esa pequeña, saber qué tal le iba, oírla, ver como había ido creciendo según iban pasando los años.
Mi oportunidad llegó cinco años después. Ya la echaba de menos, aunque no tanto como la añoro ahora.
Me dio la bienvenida con toda su alegría y su arte. Estaba enorme. Tenía el pelo por los hombros con un quiqui arriba. Vestía unos vaqueros por las rodillas y una camiseta blanca con algún dibujo que no reconocí y unas graciosas pulseras. En las brazos sostenía a su hermano pequeño, de un mes. Parecía poco seguro en sus brazos, y de hecho sé que a sus padres no le gustaba que lo tuviese en brazos, pero estaban ocupados y era su abuela la que le había dejado sostenerlo un ratito y la que la vigilaba a menos de dos centímetros de distancia mientras ella estaba toda orgullosa de sí misma.
Cuando me vio aparecer rápidamente le entregó al pequeño de la casa a la abuela y corrió a por mi. Todos me esperaban, aunque no se acordaban ya de mi, pero yo sí de ellos. Y me hicieron un recibimiento muy acogedor, todos, pero sobre todo no olvidaré la imagen de la pequeña y de su hermana mayor en ese momento.
Desde este primer día a las lágrimas finales creo que he pasado de los mejores momentos de mi vida. Son de esos días que darías todo por volver el tiempo atrás, pero como no puedes, te dejas vencer por los recuerdos... y bueno, unos días sonríes porque pasó, otros deseas que vuelvan, y siempre los echas de menos.
-Seguiré en otro momento.-
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