martes, 4 de diciembre de 2012

Hello December


4 de Diciembre, y hace frío, aunque no tanto como para que mis fríos dedos sean incapaces de bailar sobre el teclado.


Estos mismos dedos cuentan los días que llevamos de Diciembre, y es que sí, ya ha llegado, ya está aquí, llamando a tu puerta y entrando en tu día a día sin esperar a que le ofrezcas pasar.

Hay quien se queja de estas fechas... bueno, yo simplemente las adoro, y a aquellos que no me seguís en esto, os compadezco, no sabéis lo que os perdéis.

Que sí, que el invierno pone ciertos inconvenientes en algunos aspectos, como que no puedes salir a la calle sin tantas capas como una cebolla, y que, aún así, titiritas cada vez  que el viento rompe contra tus mejillas con todas sus fuerzas.

Va, son cualidades del invierno, que no defectos. Pero es que sois unos quejicas, y decís que preferiríais estar en verano, pero hay que disfrutar cada momento tal cual esté. Por que... ¿qué queréis? ¿Perfección? Que no la hay, olvidaos de buscarla. ¿Acaso os hacéis una mínima idea de lo que trae el invierno?

Pues
es ese momento en el que vuelves a casa por Navidad, ves más altos a los más pequeños de la casa, alguna que otra voz más grave, cuerpos más estilizados, o atrofiados, cosas de la edad. Y para colmo has tomado vacaciones y disfrutas con quienes de verdad se lo merecen de tu tiempo libre. Y ves la nieve, o no, pero siempre puedes ir en su búsqueda, o poner la tele y encontrarte una peli de perritos y trineos y mucha nieve, y si te lo manda el corazón hasta sueltas unas lagrimillas. Y tienes que abrigarte, así que ya que estamos, hagámoslo con estilo. Y los días duran menos, por lo que las noches duran más... Qué bonitas se ven las calles iluminadas con luces navideñas. Qué bonitas quedan adornadas las casas.

Así que en tiempos tan íntimos y familiares como son estos, ¿para qué poner caras de perro? Tontería. Alegrad el gesto y pensad que están al caer esas cenas unidas, esos brindis con un anillo en la copa, esas doce uvas que cuentas doce mil veces por lo menos... y también esas miradas pícaras, esas palabras bonitas, las bonitas vestimentas que alguno manchará al derramar una copita de vino, sin querer, según trascurra la noche... y no faltarán los chistes, ni las preguntas a los sobris de si se nos han echado novio con su posteriori rubor y respuesta negativa. Nunca falta. Posibles actos de los que posiblemente te arrepientas. El niño que se atraganta. La borrachera de media familia y la otra media recordándoselo con vídeos al día siguiente.

Y por supuesto estas fechas se llenan de caras alegres de los más peques al poner el árbol, el belén, al ver la cabalgata de los Reyes Magos y, por la noche, dejar aperitivos para los Reyes y los camellos, al igual que van a hacer para los renos y Papá Noel. Y por la mañana, ellos despertarán y despertaremos todos, y sus caras se iluminarán y querrán salir a jugar. Y, con suerte, estará nevando.
Y cada día que nieve jugarán, se tirarán en trineo, harán muñecos de nieve y tirarán bolas de nieve a otros niños.


Y ya os digo, que con una sonrisa de un niño se nos alegran las caras a todos los demás.
Y serán estos días los mejores de todo el año.
Es momento, ahora, de ver si esta pequeña historia sirve de algo, y de que disfrutéis en adelante del invierno, y los que ya tenían pensado disfrutarlo, disfrutadlo todavía más. Y empezaremos con un:
Hello December.



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